Primer Relato de Dominio Fournier
Con estas palabras empiezan los “Retalos de Dominio Fournier”. Escritos desde la verdad y el corazón, con la satisfacción del trabajo bien hecho. En esta ocasión, echamos la vista atrás y recorremos, paso a paso, todo lo vivido con Marian Santamaría, nuestra enóloga.
Esta entrevista muestra el espíritu artesanal con el que cada día se vive en bodega.
P/ ¿Cómo ha sido este año en la viña y en nuestra bodega
R/2020 será un año que no se olvide fácilmente. Las circunstancias mandan y, sin duda, están marcando nuestras vidas. En los viñedos también ha pasado lo mismo y ha habido una gran incertidumbre a lo largo de todo el ciclo, aunque el desenlace ha sido muy bueno, incluso mejor de lo esperado.
La primavera ha sido una de las más lluviosas de los últimos años, lo que ha demandado una especial atención de nuestros técnicos para mantener la sanidad, intensificando las necesidades de poda en verde, control de la vegetación y rendimientos por hectárea, que nos han conducido a una última etapa del ciclo donde la maduración se ha alcanzado sin problemas, cumpliendo con las expectativas buscadas.
P/ ¿Cómo describirías esta vendimia?
R/Temprana en fechas, ya que comenzó el 28 de septiembre y terminó el 11 de octubre, después de un pequeño parón debido a las lluvias que frenaron durante unos días su transcurso.
Aun así, ha sido una vendimia de calidad, con uvas sanas que han dado vinos profundos, de gran color y concentración de taninos, que nos aventuran una buena capacidad de envejecimiento futuro. No debemos olvidar que el rendimiento medio obtenido en nuestros viñedos no supera los 3.500kg/Ha
P/¿Qué sientes al ver el trabajo/ el mosto de este año ya en la bodega?
R/Alivio, orgullo y grandes esperanzas depositadas en muchas horas de sol y trabajo que, esperamos, den la cara cuando los vinos pasen a barrica y, posteriormente, sean consumidos por las personas que apuestan por nuestros vinos.
P/¿Qué detalles en el trabajo diario destacarías?
R/Dedicación, selección, control, … en definitiva, cariño.
P/¿En qué puedes identificar el trabajo artesano con el trabajo que se hace en bodega?
R/Nuestros vinos son de producción limitada, con mucho trabajo manual detrás que engloba desde la vendimia que se recoge a mano, al trabajo con barricas (llenados, rellenos, trasiegos), envasado y encajado de cada botella antes de ser expedido. Sin duda, el número de horas que dedicamos a cada botella es similar al que emplea un artesano en cada obra que ejecuta antes de salir de su taller.
P/¿Qué emociones te provocan los vinos de esta añada?
R/En general, parecen vinos bastante potentes y profundos, hablan de resiliencia frente al paso del tiempo, van a ser estupendos vinos de guarda.
P/¿Qué crees que sentirán los consumidores al probar nuestro Crianza? Y el Reserva?
R/No sé lo que sentirán, pero nos gusta pensar que cubrirán sus expectativas.
Si el sentimiento que generamos es tomar otra copa más, volver abrir otra botella o generar una recomendación, nos damos por satisfechos porque es la mayor prueba de que el trabajo está bien hecho.
Respecto a la diferencia entre Crianza y Reserva, creo que guardaría el Reserva para un momento más reposado y pausado, y el Crianza para compartir en un momento más dinámico, como una reunión de amigos, una celebración…
P/¿Cómo crees que se pueden disfrutar estos vinos?
R/En buena compañía, sin duda. Hay que crear un momento y celebrar algo cotidiano puede ser una estupenda excusa.
Elaboramos nuestros vinos con la ilusión de que sean saboreados y disfrutados, solo hay que buscar cuándo, dónde y con quién.